Por Neil Irwin. En muchos sentidos, 2019 ha sido un año terrible para la economía mundial: un periodo de guerras comerciales, inestabilidad geopolítica y ralentización del crecimiento. En contraste, los inversionistas globales sí que han tenido muchos motivos para celebrar este año, sin importar dónde invirtieron su dinero.

Si analizamos las razones que han dado lugar a esa contradicción aparente, los aspectos que diferencian esta alza en el mercado de valores de otras ocurridas en épocas recientes, es posible identificar algunos indicadores importantes que marcan el rumbo que podría seguir la economía, no solo de Estados Unidos, sino la economía global.