El consorcio automovilístico Volkswagen (VW) ha cambiado de estrategia en relación con la macrodemanda presentada en Alemania por la manipulación de motores diésel. Cuatro meses después de que arrancara el juicio, el pasado mes de septiembre, el grupo VW ha aceptado negociar con la Asociación Alemana de Organizaciones de Consumidores (VZBV) lo que hasta ahora había considerado «impracticable», una «solución pragmática en interés de los clientes». Y extrajudicial.
Las conversaciones, que se llevarán a cabo con discreción, están en una etapa tan embrionaria que nada, excepto el cambio de actitud de VW, hace prever que habrá acuerdo extrajudicial a un litigio que puede prolongarse durante años y concluir sin el resarcimiento que piden los afectados.
«La propuesta de conversaciones de VW es un paso en la buena dirección, pero por el momento no hay nada mas que eso», declaró el presidente de la VZBV, Klaus Müller, para insistir luego en que «no es seguro que haya acuerdo». Para los analistas, sin embargo, tras el breve comunicado por el que VW y la VZBC informaron que la apertura de conversaciones para alcanzar un acuerdo, aumentan las posibilidades de que los afectados obtengan una compensación por la pérdida de valor de sus vehículos. La pregunta del millón será cuantificar esa pérdida de valor y eso dependerá de las muchas variables que podrían introducirse para el cálculo.
El responsable de los servicios jurídicos del club automovilístico ADAC, Markus Schäpe, lo tiene claro: «Queremos una oferta justa y no una política de gestos o de relaciones públicas» declaró Schäpe.
El experto en Motor Stephan Bratzel, uno de los mas prestigiosos del país, ha recordado que, a tenor del volumen de demandas, una oferta justa supondrá para el consorcio el desembolso de miles de millones. Cuestión aparte es si VW está en condiciones de asumir esa carga y las consecuencias que pueden derivarse de ellas.
El Mundo