La economía mundial crece al menor ritmo desde que salió de la Gran Recesión. El Banco Mundial estima que el incremento en 2019 ha sido de apenas un 2,4%, según su serie estadística el dato más bajo en una década. Y la perspectiva para este año no mejora mucho. La institución que preside David Malpass prevé un crecimiento del 2,5%, dos décimas menos que en sus vaticinios de junio. Ese empeoramiento de pronósticos ha sido mayor en la zona euro: del 1,4% al 1% en 2020.

La guerra comercial entre Estados Unidos y China y el debilitamiento de la inversión han lastrado a la economía mundial y han hecho que creciera en 2019 menos de lo previsto, apunta el Banco Mundial en su informe Perspectivas Económicas publicado en la noche de este miércoles. El 2,4% que aumentó el año pasado supone dos décimas menos de lo que este organismo internacional pronosticaba solo seis meses antes. El FMI ya había avisado el pasado octubre que 2019 sería el año de menor crecimiento en el mundo desde la Gran Recesión.

Si en 2018 el comercio mundial creció un 4%, el año pasado lo hizo un 1,4%: “[Es] por mucho el ritmo más débil desde la crisis financiera”. Para este año, la previsión es que las transacciones crezcan un 1,9%.

Este repunte se traducirá en una leve mejora del crecimiento mundial este año. Calculan los economistas del Banco Mundial que el PIB global aumentará en una décima. Pero la situación es frágil. “La recuperación prevista podría ser más fuerte si los eventos políticos recientes —que han reducido las tensiones comerciales— llevan a una reducción continuada de la incertidumbre. Sin embargo, predominan los riesgos a la baja, incluyendo un posible regreso de una escalada en las tensiones comerciales en todo el mundo, recesiones en las mayores economías y perturbaciones financieras en los países en desarrollo”, advierte el informe, titulado en esta edición Crecimiento lento, retos políticos.

Ese riesgo financiero se reduce por los bajos tipos de interés, que en muchas ocasiones llegan a ser negativos. Según el documento, cerca de 12 billones de dólares (10,8 billones de euros), un cuarto de la deuda mundial, tienen rentabilidades negativas. No obstante, esto solo ocurre en Japón y Europa Occidental, aclara el Banco Mundial.

Esta situación global, no obstante, no impacta de la misma forma en todo el mundo. La revisión global de dos décimas a la baja en 2020, ofrece disparidades regionales. En EE UU el pronóstico mejora en una décima para este año (1,8%) y en otra en 2021 (1,7%). En la zona euro, en cambio, se rebaja en cuatro décimas el vaticinio para 2020 (1%) sobre el del verano pasado y se mantiene para el año que viene (1,3%).

“Varias economías [de Europa] están al borde de la recesión, con la particular debilidad del sector industrial alemán por la caída de la demanda asiática y las disrupciones en el sector del automóvil. También influye en el crecimiento la incertidumbre por el Brexit”, apunta. “Los tipos de interés negativos en el continente podrían minar más la rentabilidad de los bancos y erosionar la estabilidad financiera”, añade.

La revisión todavía es más severa con los países emergentes, especialmente los de América Latina. La rebaja en Argentina lleva al Banco Mundial a esperar una contracción de la economía del 1,3%, un recorte de 3,5 puntos. En México la reducción es de ocho décimas y en Brasil de cinco.

Menos duros son los pronósticos para China, que seguirá creciendo con un ritmo alto, el 5,9% este año, pese al recorte de dos décimas de las previsiones. Uno de los principales riesgos que apunta es que “la efectividad del crédito para estimular el crecimiento está bajando […]”. También apunta a un posible aumento de las bancarrotas de los bancos locales y en el sistema financiero en la sombra. Pese a todo, el Banco Mundial rebaja el peligro en China por “la baja dependencia de la financiación exterior y la amplia capacidad fiscal y monetaria”.