Finalizando este 2019 veo por el cristal de mis meditaciones, un mundo que se derrumba sin Dios y sin esperanza; una religión perdida y hundida en un testimonio desolador e incierto; y una Iglesia que danza en punta pie entre la fe simulada y la posverdad.

Las causas son: a) un alejamiento de la Piedad. b) una lectura e interpretación privada de las Escrituras. c) una teología que ha oscurecido la doctrina de la existencia de un Dios vivo y activo en el aquí y ahora. d) un analfabetismo de la agencia soberana de la persona del Espíritu en la Iglesia, y la castración de los dones espirituales. e)  una cristiandad que no vive a la luz de que Jesús ha resucitado; por eso, no vive ni predica el poderoso Evangelio de Jesucristo.  

El resultado es que entraremos en el 2020, con una generación de cristianos nihilistas; los cuales niegan todo lo absoluto, pero creen todo lo relativo, viviendo enojados abierta y públicamente contra Dios y su Palabra directiva, porque la palabra de Dios no les concede sus caprichos. Este pensamiento de un cristianismo nihilista ateo, viene de Friedrich Wilhelm Nietzsche, nacido en un hogar cristiano Luterano; pero se ahogó en las pérdidas tempranas de su padre y su hermano menor; y se frustró por carecer de la verdadera fe, para tener íntima relación con lo supremo, absoluto y regla única de su palabra; por eso, Nietzsche desvalorizó lo supremo; y acuñó a sus desvaríos el pensamiento del filósofo idealista Hegel: “Dios ha muerto”.

Otro que debemos citar es Frank Schaeffer hijo del teólogo Francis Schaeffer; la frustración de Frank de no poder ser un excelente orador como su padre, lo enojó al grado de odiar y marchitar la hoja de vida santa de su padre; y convertirse en uno de los mentores que el diablo usa, para propagar su solfa: “Why I am an atheist and believe in God” es decir: “Porque soy un ateo y creo en Dios”. Quien lee estas expresiones se da cuenta que quien la dice es un sofista, que necesita ser oído desde la grada de su vida desesperada y frustrada, por haber abandonado la fe dada una vez a los santos, en la que él fue educado y crecido. Frank es un ensayo más que el diablo está usando, para levantar una generación que no tenga conocimiento de Dios, que no se consagre y se someta a un Dios vivo, que soberanamente revela su voluntad, para que nadie intente vivir en su esclavo libre albedrío; creando un estilo de vida cristiano y nihilista ateo.

Sin dudas, que este tipo de cristianismo ateo, es conceptual y confesionalmente rechazado; pero en la práctica de la vida cristiana moderna, el cristianismo nihilista ateo se está manifestando. El nihilismo Cristiano es una expresión religiosa, que identifica a aquellos que habiendo abandonado la fe dada, se ven inútil para andar y vencer al mundo; por la sencilla razón, que nunca abrazaron la fe salvadora, para tener la vida con Cristo en Dios; por lo dicho, vemos en la iglesia local: a) jóvenes golpeados por el pecado, que no creen nada y lo creen todo; confundidos en este mundo de tinieblas, y desesperados por no tener las respuestas a sus inquietudes y ninguna guía para llegar a la vida abundante. b) líderes evangélicos que una vez fueron guías, y ahora son incapacitados y muertos vivientes, sin ningún ápice de aliento de espíritu; cuyas vidas son juguetes como Sansón en manos de los filisteos. c) un mundo religioso evangélico cristiano que son el último campo blanco que se debe evangelizar, para que conozcan a Jesucristo que ha resucitado y reina en el hoy y ahora. La única estrategia que puede salvar a este cristianismo nihilista ateo, es volver al Evangelio vivo de Jesucristo y la agencia poderosa de la ministración del Espíritu Santo salvando, restaurando, sanando, transformando y liberando de verdad, en el hoy y no en el mañana.