Un migrante mexicano, que buscaba asilo en Estados Unidos, se ha suicidado en el puente fronterizo Pharr-Reynosa tras la negativa de las autoridades estadounidenses de su solicitud de asilo. El hombre, que no ha sido identificado, tomó un cuchillo y se cortó la yugular a unos metros de la línea fronteriza, en el lado mexicano, según ha informado la agencia Reuters.
Hasta el momento, la Oficina de Aduanas y Protección de Fronteras de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés) no ha brindado información al respecto. La fiscalía del Estado de Tamaulipas informó de que se investigará la muerte del hombre que intentaba ingresar a EE UU, de acuerdo con dos policías citados por Reuters. El sujeto que deambulaba por el cruce de Río Grande y vestía una camiseta azul con rayas negras. Se quitó la vida sobre las 17.00 (hora local).
En el último año, la ofensiva antiinmigración del Gobierno de Donald Trump detuvo a casi un millón de inmigrantes sin papeles que quería cruzar a su territorio. Los arrestos aumentaron un 88 % durante 2019, según cifras de la Oficina de Aduanas y Protección fronteriza de EE UU.
En octubre pasado, cientos de inmigrantes bloquearon el puente fronterizo que separa a Matamoros (Tamaulipas) de Brownsville (Texas) para exigir que se acelerara la respuesta a sus solicitudes de asilo. Los manifestantes esperan desde hace varios meses en suelo mexicano como parte del Protocolo de Protección a Migrantes, una política del Gobierno de Trump que obliga a los solicitantes a esperar en México mientras las cortes estadounidenses deciden si pueden o no recibir protección. El largo tiempo de espera oscila entre los cuatro y seis meses, aunque en los puntos más concurridos suele prolongarse hasta los ocho meses. Los solicitantes de asilo que esperan en México se han enfrentado a los contextos de violencia y a la precariedad.
El Gobierno de México ha reforzado los controles extranjeros y militarizó su frontera en el sur para evitar una subida arancelaria de parte de Washington. La frontera entre ambos países de América del Norte es la más transitada del mundo, con un comercio binacional que supera los 600.000 millones de dólares al año.
El País