La evolución del empleo será nuevamente una de las preocupaciones en el año que acaba de empezar, según el Consejo General de Economistas de España, que presentó ayer su último Observatorio Financiero con las previsiones de crecimiento para el próximo año. El organismo que representa a todos los colegios de economistas y titulares mercantiles españoles, estima que la tasa de paro cerrará el ejercicio en el 13,25%, cayendo en 2021 al 12,5%, lejos todavía de cifras anteriores a la crisis económica.

Sin embargo, el presidente de la Comisión Financiera de este organismo colegial Antonio Pedraza, constató que existe «una preocupación por la evolución del empleo» en sectores como el empresarial por las modificaciones que busca introducir el nuevo Gobierno en la reforma laboral y cree que la creación de puestos de trabajo «sigue una línea de cierta desaceleración». Lo que no cree que cambie, si no se produce un «rebrote general» en la economía, que ve complicado por el entorno internacional con factores de riesgo como el coronavirus o el proteccionismo estadounidense, que afectaría a sectores como el primario. Para el coordinador del Observatorio Financiero del Consejo, Salustiano Velo, lo ideal sería «conjugar» la subida salarial con los costes.

En este sentido, Pedraza advirtió que podría agravarse la situación del empleo, si se cumple lo apuntado anteriormente por el Banco de España, respecto al último alza del salario mínimo, la modificación de la reforma laboral o el destope de las cotizaciones sociales y dejarse de crear empleo con crecimientos del 1,6% o inferiores. «El Banco de España es muy realista y con estudios: por ejemplo, la gente que se está manifestando en el campo son pequeños empresarios que no pueden mantener los costes de las explotaciones agrícolas», apunta este representante del Colegio quien cree que la subida en casi un 30% del nuevo SMI más la subida de las cotizaciones sociales podría estar afectando a este colectivo.

En el terreno de las previsiones, el Consejo General de Economistas estima que tanto este año como el próximo España crecerá un 1,6%, cuatro décimas menos que en 2019. Al respecto, Pedraza destacó el cierre más positivo de lo esperado en el año, con un crecimiento del 0,5% en el cuarto trimestre de 2020, y el «efecto tracción» que podría tener para los primeros tres meses del año. «Esto supone entrar con buen pie», apuntó este representante del Colegio quien sí constató los efectos de la desaceleración aminorados por la Navidad y el tirón de la demanda, así como la permanencia de la política monetaria flexible del BCE con tipos de interés cero.

Un crecimiento apoyado en la demanda interna que, en el último trimestre del año pasado, se habría debilitado pasado del 1,4% al 1,2% por el retroceso de la inversión (-0,3%). En 2020 podría caer hasta el 1,10%, a pesar de que se prevé un repunte de las exportaciones (+2,5%) durante los próximos 12 meses, que podría seguir aportando hasta una cuarta parte de la subida del PIB. En concreto, el superávit por cuenta corriente superó los 24.000 millones de euros al cierre del año pasado, impulsada por la balanza de bienes y servicios (32.000 millones). Por su parte el IPC se mantendría en torno al 1% en 2020 y 2021.

Entre las previsiones del Consejo para este año también destaca el repunte en la tasa de ahorro de los españoles que consolidaría su recuperada tendencia al alza este año y alcanzaría el 6,5%. Lo que desde el Consejo atribuyeron a un «efecto prevención» ante un complejo contexto internacional (coronavirus, tensiones comerciales, Bréxit, etc…). Lo que explicaría también la apuesta de los inversores por la renta fija y la deuda pública, así como por valores considerados refugio como el oro, que se revalorizó un 20,46% durante 2019. Todo ello, con un precio del petróleo a la baja- por debajo incluso de los 55 dólares el barril- y que a juicio de este órgano podría seguir a la baja por una probable caída de la demanda de China por el coronavirus.

Riesgos internacionales
En esta línea, el presidente del Consejo Valentí Pich, se felicitó de que el crecimiento de España siga por encima del de la Eurozona en ocho décimas. Sin embargo, apuntó a los «retos ineludibles para este año como la transición ecológica, la integración social y la transformación digital».Desde el Colegio también mostraron su inquietud por un contexto internacional complejo concretado en riesgos como el efecto del coronavirus sobre el crecimiento mundial, al que podría restar hasta un 1% con una China más debilitada que en la crisis del SARS y creciendo a tasas de apenas el 6%. Al respecto, destacaron que la epidemia con epicentro en China ya comienza a tener efectos sobre los mercados bursátiles chinos cerrados por la celebración del Año nuevo. En concreto, el pasado 3 de febrero los parqués chinos se cobraron una cara factura: las bolsas de Shanghai y Shenzhen cayeron un 7,72% y un 8,45, respectivamente.

Además, desde este órgano, también se mencionó el Bréxit aunque se le restó el peso de años anteriores. Para Pedraza, la clave está en que «la libra se mantenga fuerte» para que el turismo británico y los residentes de esta nacionalidad en España mantengan su poder de compra. Como ejemplo, mencionó el rol del turismo residente británico en la provincia de Málaga, que tendría un peso del 11% del PIB.

Mercados financieros
En su Observatorio, el Consejo General de Economistas también dedica un apartado a los principales mercados financieros y, concretamente, al Ibex 35. Sobre el selectivo español apunto que la previsión para este año es que cierre en el entorno de los 10.500 puntos, tras terminar el año pasado en los 9.650 puntos tras subir un 11,8%. Muy lejos de otros índices como el S&P 500 que se revalorizó un 28,9%. Si bien desde el órgano que representa a los economistas españoles avisaron que «existe un largo camino» en la resolución de problemas como la guerra comercial entre Estados Unidos y China, así como el citado Bréxit.

Sobre el Euribor, el índice al que están referenciadas la mayoría de las hipotecas en España, destacaron la evolución negativa que siguió durante el año pasado cerrando en el -0,261%. Apuntaron que a pesar de los efectos de la política de bajos tipos sobre la banca los depósitos mantuvieron «planas» las remuneraciones de sus depósitos. En este terreno, apenas se elevó la rentabilidad elos créditos: solo un 0,1 punto en el año. E incluso, cayeron levemente los destinados a financiar el consumo, 0,3 puntos en todo el año por la fuerte competencia.

La buena noticia para el sector bancario, señaló el Consejo, reside en los datos de morosidad que seguirán cayendo: en 2019 retrocedió hasta el 5,35%.

ABC