El padre de una alumna de una universidad de Nueva York fue detenido este martes acusado de haber extorsionado y prostituido a compañeras de su hija, a las que supuestamente manipuló y sometió a abusos durante años.

La investigación del caso arrancó a raíz de un artículo publicado en abril del año pasado por la revista New York, que detallaba cómo un grupo de estudiantes había caído en una especie de secta alrededor de un hombre llamado Lawrence Ray.

El sospechoso, de 60 años, se mudó en 2010 a la residencia estudiantil de su hija y comenzó a ofrecer sesiones de ‘terapia’ a varios jóvenes, supuestamente con el fin de ayudar con sus problemas psicológicos y mostrándose como una figura ‘paterna’.

En esas sesiones, Ray extraía información a los estudiantes, principalmente mujeres, que luego utilizaba para manipularlas y mantenerlas bajo su control, según los fiscales, utilizando abusos físicos y verbales, amenazas y humillaciones.

“Lawrence Ray explotó ese momento de vulnerabilidad en las vidas de sus víctimas con una conducta que revuelve la conciencia”, señaló en un comunicado el fiscal federal encargado del caso, Geoffrey S. Berman.

Según las autoridades, Ray por ejemplo forzó a las jóvenes a confesar cosas que no habían hecho, lo que luego utilizaba para exigirles dinero o trabajos por los que no les pagaba.

El hombre hizo que al menos una de las estudiantes se prostituyera durante más de cuatro años mientras que él se quedaba con el dinero que obtenía, en total, medio millón de dólares.

Las autoridades acusan al individuo de haber blanqueado aproximadamente un millón de dólares obtenidos de sus víctimas.

“Durante buena parte de la última década, supuestamente no hubo límite en el abuso que Ray sometió a sus víctimas y no hay forma de saber el daño que les ha podido causar de cara al futuro”, apuntó William F. Sweeney, del Buró Federal de Investigaciones (FBI).

Ray no era en absoluto un desconocido para las autoridades, pues cuando desembarcó en 2010 en el campus de la Universidad Sarah Lawrence, a las afueras de Nueva York, acababa de salir de prisión por una condena en un caso por la custodia de sus hijos.

En el año 2003, ya se había declarado culpable en una investigación por fraude cometido por un grupo del crimen organizado, aunque no piso la cárcel.

Además, Ray había tenido un papel clave en una investigación contra un antiguo comisario de policía de Nueva York, del que era amigo íntimo, y previamente había sido informante del FBI.

Diario Libre