Mientras algunas personas no hacen caso a las recomendaciones suministradas por las autoridades para evitar la propagación del coronavirus COVID-19, la gran mayoria hace todo lo contrario y se acogen a las medidas para evitar el contagio de la enfermedad.
Mientras los supermercados y otros tipos de establecimientos han establecido uso de mascarillas y la distancia de casi dos metros entre las personas para atenderlas, algunos propietarios de colmados han recurrido a una manera un tanto rústica e ingeniosa de poner “distancia” entre dependientes y compradores. La idea es que éste no se acerque al mostrador de ninguna manera.
La colocación de huacales entre el mostrador y la distancia que estiman se acerca a los dos metros, es una de la formas que Diario Libre pudo observar en varios de estos establecimientos. Los huacales son ubicados unos encimas de los otros para hacer una barricada y le colocan botellas para que tengan peso y no sean derribados.
Otro recurso es el uso de sillas, motores y cualquier objeto que sirva para impedir el acercamiento al mostrador.
Los dependientes proceden a entregar las mercancías solicitadas envueltas en fundas plásticas estirando el brazo. Cada cierto momento usan alcohol y gel antibaterial, además de las mascarillas.
En establecimientos visitados han prohibido también el servicio que les permitía a los usuarios tomar de los congeladores los jugos, refrescos y cervezas: Un ‘yo se lo paso’ es la cortante respuesta que reciben los que quieren hacer uso del acostumbrado autoservicio.
Diario Libre