Por Elvio Carrasco Núñez

“¿Sabías que el tráfico aéreo en la República Dominicana ha aumentado en los últimos cinco años? Este crecimiento exponencial trae consigo no solo oportunidades, sino también una serie de desafíos que deben ser abordados para garantizar la seguridad operacional y encontrarle su lugar a la industria aérea dominicana en ese contexto.”

Si bien la República Dominicana ha conservado la Categoría 1 luego de la Evaluación de Seguridad de la Aviación Internacional (IASA, por sus siglas en inglés) realizada por la autoridad de aviación civil de los Estados Unidos, es necesario reforzar los aspectos de desempeño por parte de nuestra Autoridad, el Instituto Dominicano de Aviación Civil (IDAC). La situación en la que se encontraba el país a principios de 2020, debido a condiciones latentes en la organización, amenazaba el cumplimiento de las exigencias al Convenio de Chicago de 1944. Estas deficiencias se evidenciaban en el bajo desempeño a la hora de cumplir con la correcta certificación y, en consecuencia, la vigilancia adecuada.

Entre los años 2016 y 2020, ya comenzaban a surgir condiciones especiales, como algunos accidentes, incidentes e incluso reportes derivados de inspecciones realizadas a operadores dominicanos. Es importante entender que la aviación comercial dominicana inició su expansión durante este periodo, lo que implicó la inclusión de nuevas aeronaves de mayor tamaño y complejidad operativa.

Es comprensible que, debido a estas operaciones más complejas, se exigiera un mayor nivel de desempeño por parte de nuestra autoridad de aviación civil (IDAC) para mitigar las amenazas inherentes a la actividad. No obstante, las evaluaciones de desempeño realizadas al personal técnico a cargo de la certificación y vigilancia fueron satisfactorias, e incluso los informes de auditoría del sistema integrado de gestión tenían resultados positivos. Esto solo contribuyó a mantener las mismas prácticas, agudizando con el tiempo las condiciones existentes.

Para 2021, el mismo personal técnico seguía realizando las mismas tareas de certificación (una tarea extremadamente delicada) pero en un escenario completamente diferente. En 2021, la expansión de la industria aérea nacional alcanzó niveles récord históricos gracias a las políticas de fomento y desarrollo implementadas por el presidente Luis Abinader, que motivaron la inversión en la actividad y con ello la aparición de nuevos operadores de gran tamaño. Las aerolíneas dominicanas existentes también pudieron potenciar sus capacidades, adquiriendo aeronaves aún más grandes.

Se estaba viviendo un verdadero desarrollo que era materialmente palpable, pero ¿era posible dar respuesta a las exigencias técnicas propias de tal crecimiento? Esa pregunta puede tener múltiples respuestas y sería muy subjetiva, dependiendo de la experiencia y perspectiva de cada uno. Lo cierto es que empezábamos a ver deficiencias en el desempeño de la seguridad operacional, reflejadas en incidentes tanto nacionales como internacionales, y más evidentemente en algunos accidentes catastróficos.

La Autoridad de Aviación Civil de los Estados Unidos se puso en alerta y comenzó las investigaciones pertinentes, lo que motivó la realización de la auditoría IASA. En un acto de compromiso, la alta dirección del IDAC inició un análisis de causa raíz que La intervención, liderada por el Director General del IDAC, implementó acciones basadas en los resultados de dicho análisis y estas acciones incluyeron la contratación de personal técnico externo, con experiencia en la autoridad de aviación civil de los Estados Unidos (FAA), quienes nos ayudaron a mitigar las condiciones existentes.

Gracias a la respuesta oportuna y al excelente trabajo del cuerpo de asesores externos, pudimos conservar la Categoría I. Una vez finalizado el proceso, se redujo el número de asesores y se retomaron las actividades de certificación y vigilancia. La República Dominicana, debido a las políticas de fomento de las aerolíneas, tiene una proyección de crecimiento extraordinario en los próximos años, atrayendo a nuevos inversionistas e impactando positivamente en la economía nacional y en la oferta de transporte aéreo.

El reto radica en mantener las condiciones favorables y de seguridad operacional que permitan el desarrollo constante de la industria aérea dominicana, así como garantizar la competitividad en un mercado extremadamente exigente. Es crucial entender las condiciones latentes y adoptar una actitud proactiva por parte de la autoridad de aviación civil del país.

El desafío es realizar la reingeniería necesaria para adecuar el IDAC a la nueva realidad nacional, donde la industria aérea ha crecido tanto de manera cualitativa como cuantitativa. Tenemos una gran oportunidad para corregir, transformar y apoyar a la industria en este proceso histórico de evolución.

En conclusión, el notable incremento del tráfico aéreo en la República Dominicana en los últimos cinco años es un claro indicativo del potencial de crecimiento y desarrollo de la industria aérea en el país. Sin embargo, este crecimiento también plantea desafíos significativos que deben ser abordados con urgencia. Es imperativo que las autoridades y las partes interesadas trabajen en conjunto para implementar medidas que garanticen la seguridad operacional y la sostenibilidad del sector. Solo así podremos asegurar que la industria aérea dominicana no solo se mantenga competitiva a nivel global, sino que también contribuya de manera positiva al desarrollo económico y social del país.